Tema Reciente

noviembre 05, 2009

Clamando en el Desierto


Cinco necesidades son las fundamentales o básicas para la sobrevivencia sustancial del todo ser humano, viva donde viva: alimento, salud, vivienda, trabajo o empleo (mejor digo ingresos económicos o producción de bienes para consumo) y educación. Las otras cosas establecidas como necesidad, son agregaciones, muchas de ellas producto de la ambición desmedida de los humanos: telefonía, electricidad, aeronavegabilidad, carreteras de seis y ocho carriles, informática, televisión (ahora digital), modas, etc.

Por ello observamos continuamente movimientos de reclamos por agua, por hospitales, por escuelas, por canales de riego, por rebaja de precios en los artículos de consumo, etc. También observamos constantes luchas por arreglo de calles, carreteras y caminos vecinales. Todas son demandas sentidas por la población en general, pero todas las acciones de reclamo y de protesta que realizamos, las hacemos en momentos de coyunturas políticas, de amenazas propias de la naturaleza (temporada ciclónica por ejemplo) o cuando sectores de oposición planifican jornadas de protestas sistemáticas.

Esas expresiones no sistematizadas se deben a que los pobladores no tenemos una visión y objetivos de conjunto, no estamos organizados y por lo tanto, no hacemos planes concretos de coordinación para procurar las soluciones de nuestros problemas. Dependemos de dos o tres particulares que se erigen como nuestros voceros y guías para la lucha popular. Ello provoca entonces que las jornadas de luchas que realizamos sean efímeras en su accionar y en sus efectos. Es decir, no logramos los objetivos. El gobierno central y/o el gobierno local (ayuntamiento) no mueven un dedo para resolver el problema o las necesidades planteadas.

Debo reconocer que en algunas regiones del País existen otros criterios para la acción: la gente está organizada, ejecutan planes de lucha sistemáticos (no necesariamente jornadas de protestas) y, lo más importante, tienen una actitud positiva, tienen como misión la superación de los males que les afectan y la superación de su gente, de su calidad de vida.

En el Suroeste, necesitamos esa disposición a la organización, esa actitud de superación, cambiar la mentalidad de Sur Profundo que nos han inculcado y organizarnos para la conquista de nuestro desarrollo, no por coyunturas, no ante la irresponsabilidad de autoridades que les importa un comino nuestra realidad y nuestro futuro.

Mientras no estemos convencidos que cada uno de nosotros tiene dentro de sí un potencial de superación y que cada uno, como individuo y como parte de un sector de la sociedad, es importante, no cambiaremos nuestra actitud frente a los retos que nos presenta la sociedad.

Mientras sigamos en ese estado que limita nuestra autoestima, estaremos permitiendo que la construcción de la Ciudad Universitaria de Barahona se haga a pasos de tortuga, y que al Presidente de la República le sigan motivando a anunciar fechas y fechas de inauguración incierta. Que la presa de Monte Grande siga siendo sólo un sueño, la cual sigue siendo una punta de lanza para sectores económicamente poderosos enclavados en otras regiones del País, igualito que como tienen en sus mochilas artefactos de alto poder explosivo para lanzarlos en contra el desarrollo real del potencial turístico que exhibe esta Región, como regalo de la madre naturaleza.

Cuándo será iniciado el proyecto de las aguas termales en el Distrito Municipal de Canoa en Vicente Noble? Quien Sabe. Cuándo la rehabilitación de las playas Saladillas, El Quemaíto, San Rafael? Quien Sabe. Cuándo iniciarán, de verdad, los vuelos hacia nuestro Aeropuerto Internacional María Montez? Quien Sabe.

Frente a esta única respuesta, que de seguro la tienen la mayoría de los suroestanos, debemos organizarnos para saber cuándo y cómo desarrollar planes y tareas que obliguen a nuestras autoridades a responder con acciones concretas nuestras demandas, que no nos hagan anuncios cuando haya protestas en los barrios populares, muchas veces convertidas en desórdenes públicos, sino que respondan a un programa real de soluciones basadas en las prioridades de nuestras comunidades. No nos recordemos del Canal Mena y las inundaciones de los pueblos de la cuenca baja del Yaque del Sur cuando se anuncia una tormenta o un huracán. Que no hablemos de la Presa de Monte Grande cuando se denuncia que más de 60 millones de dólares están rodando en bolsillos políticos y que ahora no se sabe cuándo habrá presa.

No actuemos como los gobiernos. Si le criticamos que actúan por reacción ante la acción de los sectores populares y las comunidades abandonadas a su suerte, actuemos nosotros por coordinación, socialización y concienciación popular de nuestra capacidad de trabajo y el potencial de superación que tiene nuestra Región.

La diferencia entre la riqueza y la pobreza, el atraso y el progreso, el estancamiento y la superación, es la organización y la actitud que asumamos cada uno frente a los retos que nos presenta el presente. De nada sirve que nos quejemos si no actuamos para avanzar.

Fuente

Foto Propiedad de yardanclub.blogspot.com


0 comentarios:

Publicar un comentario

Blogger templates