Cada semana y hace añales, Senén recorre descalzo un largo trayecto de 260 kilómetros desde el municipio Duvergé, del sur profundo, hasta la casa de una hermana que reza por él mientras lo espera entre triste y preocupada, para cuidarlo en un barrio de Santo Domingo.
Con evidentes trastornos mentales, recorre esta inmensa distancia en una suerte de peregrinaje como si con ello pagara una antigua promesa al Creador. La razón de por qué lo hace nadie lo sabe y a lo mejor nunca se sabrá, quizá la explicación baile dentro de su mente alucinada.
De tez blanca, curtida por el ardiente sol y las frías noches, muy común de la región sur, Senén es una persona mansa, entrada en años; buen estudiante cuando gozaba de salud mental, según los que le conocieron en su juventud.
De tanto andar, las plantas de sus pies compiten en dureza con el asfalto de la recta de El Número.
Pone tal empeño en cumplir la ambiciosa meta que cuenta cada paso, centímetro a centímetro; si por error equivoca el conteo regresa al punto de partida y comienza de nuevo.
Su figura es familiar en este serpenteante camino; los pasajeros y conductores de autobuses bromean ofreciéndose a llevarlo cómodamente. “Gracias, pero voy muy rápido”, responde en medio de sonoras carcajadas.
Cuando no se le ve, los transeúntes hurgan desde los carros en busca de su famélica imagen la cual suele confundirse con el paisaje agreste; echándole de menos ahí surge la pregunta ¿Dónde andará?.
Este humilde caminante tiene toda una proeza y de seguro clasifica para el libro de Record Guinnes, aunque los anotadores lo ignoren.
Entretanto, Duvergé puede regodearse de que es el pueblo fronterizo con el más viejo y fiel de sus peregrinos: Senén.
Fuente
De tez blanca, curtida por el ardiente sol y las frías noches, muy común de la región sur, Senén es una persona mansa, entrada en años; buen estudiante cuando gozaba de salud mental, según los que le conocieron en su juventud.
De tanto andar, las plantas de sus pies compiten en dureza con el asfalto de la recta de El Número.
Pone tal empeño en cumplir la ambiciosa meta que cuenta cada paso, centímetro a centímetro; si por error equivoca el conteo regresa al punto de partida y comienza de nuevo.
Su figura es familiar en este serpenteante camino; los pasajeros y conductores de autobuses bromean ofreciéndose a llevarlo cómodamente. “Gracias, pero voy muy rápido”, responde en medio de sonoras carcajadas.
Cuando no se le ve, los transeúntes hurgan desde los carros en busca de su famélica imagen la cual suele confundirse con el paisaje agreste; echándole de menos ahí surge la pregunta ¿Dónde andará?.
Este humilde caminante tiene toda una proeza y de seguro clasifica para el libro de Record Guinnes, aunque los anotadores lo ignoren.
Entretanto, Duvergé puede regodearse de que es el pueblo fronterizo con el más viejo y fiel de sus peregrinos: Senén.
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4 comentarios:
senen ben quete boy adar una bola
no boy de rapido
¡Caramba! Qué pena lo de mi amigo de infancia Senén. Jugábamos junto a mis otros amigos Héctor (Julianita), Atilano, Santico, Riquito, Cervantes (QEPD, etc. a los vaqueros en las casas de las calles Duarte, Las Carreras y Canela. Siempre recuerdo su risa repentina contagiosa.Cuando discutía en los juegos y cuando lo convencían entonces salía con esa estruendosa risa. Qué lástima que no haya alguna Institución que lo ampare y lo trate. ¡Cuánto lo siento! Indudablemente que este caso podría ser reseñado para récord Guinnes.
Caramba ..me gusta este pueble de Duverge !!
Saludos a todos ....Feliz Navidad y prospero ano nuevo 2013 .............
Es una pena que en nuestro pais no le presten atencion a estas personas. Espero que nunca le pase nada en su travesia.
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