Desde el mismo instante en que hemos sido concebidos, poco a poco vamos forjando nuestra identidad, nuestra esencia, aquello que en un momento dado nos individualizará frente al resto del mundo. Si!, vamos creando aquello que los eruditos han bautizado con el nombre de personalidad.
Cuando transitamos de etapa a etapa (la niñez, adolescencia, adultez o vejez), la vida y sus posibles desavenencias, se encarga de instruirnos sobre como cuidarnos del mundo exterior. Nos enseñan a construir muros en vez de caminos; a construir fortalezas en vez de hogares. También nos enseñan a construir una corteza en lugar de alma.
Poco a poco vamos perdiendo aquello que nos caracterizaba, a dilucidar nuestra conducta y a querer justificarnos con el lema de que “La vida nos hizo así”. Nos olvidamos de ser nosotros mismos por miedo, temor, rabia, resentimiento o inseguridad de que si nos mostramos tal cual somos podríamos no ser aceptados.
Dejamos que ese pequeño caparazón nos arrope de tal manera, que terminamos olvidando cómo eramos, y empezamos a ver a una persona totalmente extraña frente al espejo. Negamos de Dios por temor a ser burlados, Nos cohibimos de hablar por temor a no ser escuchados, vivimos de las apariencias, por temor a no ser aprobados; nos volvemos insensibles por temor a que se aprovechen de nuestra debilidad. Nos perdemos del maravilloso regalo de vivir, porque vivimos pendiente al que dirán, Pero ya no!
Creo que es tiempo de romper el cascarón de nuestra propia existencia, y empezar a ser nosotros mismos, con nuestras virtudes, nuestros defectos, con nuestra verdadera esencia, aprendamos que el primer paso para ser aceptados, es aceptarnos nosotros mismos. Plantemos nuestro propio jardín, en lugar de esperar a que alguien nos traiga las flores. Por eso, de sol a sol te digo:
ATREVETE A SER TU MISM@, ATREVETE A VIVIR!!!
Foto propiedad de http://4.bp.blogspot.com
1 comentarios:
Contra canto para los golpistas.
¿Qué pasará con los eunucos,
con los distraídos de la decencia,
con los leñadores de los sueños?
¿Qué les estará pasando ?
¿Le temen a la metamorfosis de la Morpyo Cypris?
¿O a que las ruinas del Copan resuciten sus
antiguas humanidades?
¿Qué la flora y la fauna hondureña
ejerzan primorosas
la elemental ley de la selva?
¿0 piensan que pueden orquestar o ejecutar,
cual concertistas o malabaristas,
bellos acordes o cabriolas
que distraigan la conciencia americana?
No, ya no hay indígenas enamorados
del látigo y el alcohol por estos predios.
Ni gigante con garrotes,
mucho menos hábiles titiriteros entusiastas
en Washington
dirigiendo la comedia.
Hay una nueva esencia en la bruma
del valle de Angeles.
En Ulúa, soplan otros aires,
el Comayagua y el Chamelecón
le bañan con otras aguas,
sus guacamayas verdes, rojas y amarillas
cantan un nuevo canto.
Pero ustedes no lo entienden.
No saben descifrar
El lenguaje de la flora
de los Valles de los ríos Patuca y Coco.
No alcanzan a entender la mística armonía
que interpreta la fauna del
Valle que forma el río Copan.
No, no creo que entiendan
los designios indescifrables
de la cerámica y la alfarería Olmeca.
Por eso hoy, a contrapelo
de la razón y en nombre de la ignominia,
despliegan sus carros de la guerra,
sus mordazas y soldados,
sus mentiras alambicadas
en congresuales operetas,
previo, claro está, de la expedición
de la patente de corzo funerario,
made in el escusado judicial
que evacuó la afrenta.
Pero les advierto,
desde las Sierras de la Agalta,
La Madre de Chiapas y de Merendón
bajarán, como los ríos Chamalecón, Ulúa,
Aguán, Patuca, Coco,
Goascorán, Choluteca y Nacaome,
aguas con sabor a pueblo y a rebeldía.
Aguas no tan mansa
como la de los lagos
Yojoa o Taulabé, el Alvarado,
el Micos o el Gaymoreto o
la albufera de Caratasca,
capaces de lavar la afrenta
de los conspiradores judiciales,
de los teatreros congresuales,
de los títeres militares y,
del subrepticismo empresarial;
restituir a sangre y fuego,
si fuera preciso,
la voluntad del pueblo.
Y si acaso pudiera
alguna duda confundir
sus corazones,
toda America, cual jaguar, os acecha
tiene fija la mirada,
bien afiladas las garras,
su apetito por la justicia
es voraz… Ransés 12:00 m. 30/06/2009
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