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noviembre 18, 2010

Audaces del Baloncesto de Duvergé


Rememorar a Los Audaces, sinceramente, nos arropa la nostalgia. Fue una época (1974) donde la identidad con nuestro pueblo era el norte en las diferentes competencias en las que participábamos, siempre defendimos y mantuvimos bien en alto el nombre de Duvergé, nunca perdimos un juego, triunfando en todos los intercambios que sostuvimos con los pueblos de la región donde se practicaba baloncesto, Jimaní, Neiba, Barahona, La Descubierta, Tamayo, Las Matas de Farfán, Cabral, Villa Jaragua y otros.

Con Barahona y Neyba, se realizaron los juegos más disputados y con mayor pasión, surgió una rivalidad tremenda, recuerdo que vencimos a la selección provincial de Barahona que había participado en el torneo nacional Minibasket, donde ocupó el segundo lugar, perdiendo el juego final del Distrito Nacional. Dicha selección aglutinó a los principales jugadores de los clubes que existían en esa provincia, aproximadamente cinco (5) y que Los Audaces había vencido de manera convincente a cada uno de ellos.

Para los dirigentes y jugadores de Barahona era inverosímil que un equipo de Duvergé haya podido derrotar a todos sus clubes. Es cuando aprovechan la selección conformada y somos invitados a un encuentro en su cancha, pero sorpresa, la vencimos por un punto de diferencia, con una destacada participación de todo el equipo.

La obsesión en derrotarnos creció y a la semana siguiente la recibimos en nuestro pueblo, ganándole por más de 30 puntos, desmoralizándolos y les hizo entender que nuestro equipo era superior, con jugadores cuyas habilidades y destrezas superaban a todos los de la región. Estas dos (2) últimas victorias, la participación y posición lograda de esa selección de Barahona en el torneo nacional Minibasket, hacía proyectar y confirmar que Los Audaces era de los principales equipos a nivel nacional.

Estuvo integrado por una pléyade de jóvenes, comprometidos con el futuro, hoy en día, la mayoría son profesionales y aquellos pocos que no llegaron a serlo, fue porque sus condiciones socioeconómicas no se lo permitieron, pero tenían las cualidades y la inteligencia para lograrlo.

Entiendo y estoy convencido que al escribirse objetivamente el desarrollo del baloncesto en Duvergé, obligatoriamente debe aparecer el nombre Los Audaces, ya que su aporte fue vital en la evolución del mismo. Es oportuno realizar algunas precisiones que ayudarían a enriquecer la historia del baloncesto en nuestro querido y añorado pueblo.

El éxito logrado por Los Audaces no fue fortuito, ya que reunía un plantel de mucho talento, jóvenes inteligentes y el equipo tenía los elementos que hoy en día son catalogados como indispensables para una buena gerencia de proyectos o empresa. Todos estábamos identificados y comprometidos con el objetivo del equipo, se respetaban las normas y reglas establecidas, es de recordar que, cuando alguno de nosotros se castigaba por la comisión de una acción calificada como indebida, era acataba fielmente, en caso de ser la sanción económica, se pagaba la multa correspondiente, es decir, la disciplina estaba garantizada.

El nivel competitivo mostrado, la camaradería y la confraternidad entre sus integrantes, despertó gran entusiasmo y admiración de todos los niños y adolescentes, igual de muchos adultos que seguían este deporte. Los niños con edades de 8 a 12 años querían ser parte del equipo, es tanto así, hubo que integrar otro equipo de categoría menor llamado “Los Angeles”, sirviendo de escuela, para que los más aventajados dieran el salto al equipo Los Audaces, y con esto, mantener la renovación constante. Era un orgullo ser Audaz.

Los Audaces, cuyos miembros en sus inicios tenían edad promedio de 11 a 12 años, fue el primer conjunto de una generación que comenzó a practicar el baloncesto con fundamento, donde cada uno de sus jugadores procuraba dominar las partes esenciales del juego, como era, entre otras, driblear y tirar con ambas manos, jugar por el lateral izquierdo de la cancha, como una visión global del juego, algo que adolecía la mayoría de los jugadores de la generación anterior a nosotros. Tenía una perspectiva bien definida de jugar en equipo, cada quien realizaba su función dentro de la cancha. Recuerdo el control y dirección del juego de José Herasme, el triángulo defensivo explosivo compuesto por Guillermo Fermín Méndez, Manuel Matos (Arichicha) y Miguel Pérez Moquete, también fue parte de ese triángulo en calidad de sustitutos, Rafaelito Méndez y Marco Batista (Kalimán), a lo que se unía el ataque ofensivo de quien suscribe, Carmelo Moquete. Otros integrantes igualmente destacados lo fueron, Frank Samboy (Secre), Elvis Matos, Emerson Méndez (Ogui), Luis Manuel Pérez Méndez (Nanay), Ángel Pérez, el fenecido Désar Pérez Moquete, Héctor Bienvenido Pérez (Pí), Rafael Guzmán, además, Angel Benito Vólquez (Miro), Idelfonso Herasme (Fon) y José Hipólito Martínez (Chapé).

Nuestro dirigente y guía lo fue el fenecido Jorge Radhames Vólquez (Ñoño), asistido por Eduardo Leyba. Ñoño, en la categoría superior, se convirtió en la época, por sus habilidades y destrezas en el juego, en la figura más popular del baloncesto de nuestro pueblo. Lo recordamos con gran cariño y respeto, por su integridad, honestidad, su gran sentido del humor y sobre todo su consagración a un grupo de jovencitos que hoy en día le agradecen y lo reconocen como un gran maestro, sin ni siquiera haber alcanzado un nivel escolar alto, lo que nos indica que no es necesario estar formado académicamente para inculcar valores. Vaya a través de esta página, nuestro más excelso reconocimiento póstumo a este gran ser humano que Dios nos lo arrebató cuando tenía una edad media, a quien lo tiene en un lugar privilegiado donde solo están las almas nobles y puras.

El profesor Fausto Ureña, en principio fue el dirigente, luego delegó en Ñoño. Quedando como nuestro apoderado y protector, canalizaba los intercambios con los demás pueblos de la región. También para él, nuestro mejor reconocimiento por su gran dedicación y protección, lo recordamos con gran respeto, cariño y admiración.

Es justo hacer mención de la influencia que tuvieron sobre nosotros, jugadores de generaciones anteriores, quienes con las limitaciones de la época lograron cohesionar un buen equipo, entre ellos, César Samboy, para mí, el más admirado, destacado y de más habilidades, destrezas y mayor efectividad de encestar, tuvo una dilatada vida en el basketball, siendo en Duvergé y la región, uno de los principales jugadores de todos los tiempos. También nos acordamos de Fabio Bello (Cotuí), era el de mayor estatura y por ende el gran rebotero, también, Juan Mané, Aníbal García (Playita), Predy Nimia, Rafael Heredia (Duvalier), el fenecido Negrillín, Rafael Maruja (El Vikingo), Quico Idalia, Temo, Cholo, Luis Ney Bello (La Gobe), Nino, y otros que en este momento escapan a mi memoria. Otros más jóvenes fueron, Nelson Heredia, Alejandro Medrano, Eduardo Leyba, Ñoño (fallecido), Maradis, Roberto Castillo, Tirso Pérez (fallecido), Jorge Pérez (Tó Largo).

Es precisamente para esta época que empieza en el país, la masificación y fiebre de practicar este deporte, tras la celebración de los XII Juegos Centroamericanos y del Caribe y Centro-basket 75, la llegada al Palacio de los Deportes desde el Parque Eugenio María de Hostos del torneo superior del Distrito, iniciándose así la nueva era del baloncesto, con la presencia de destacados refuerzos extranjeros y de jugadores hijos de dominicanos residentes en los Estados Unidos, que descollaban en Universidades de ese país, llamados Dominican–York, tales como, Eduardo Gómez, el inmenso Hugo Cabrera, Kenny Jones, Héctor Báez y otros no menos importantes, unidos a un grupo de jugadores veteranos como Frank Kranwinquel, Pepe Rozón, Alejandro Tejeda, Leandro de la Cruz, Sergio Taveras, Héctor Monegro, Koki Tolentino, José Corporán, Panchón Quezada, Wilibo Bencosme y el ícono y símbolo del baloncesto dominicano “Manolo Prince”. Es el inicio de aquellos jugadores que se convertirían más adelante en los grandes jugadores de la selección nacional, como fueron, Vinicio Muñoz, Frank Prats, Iván Mieses, Aldo Leschon, Chicho Sibilio (nacionalizado español).

Integrantes del equipo Los Audaces, en orden alfabético:

1.Marco Batista (Kalimán) (hijo de Lula y Ulises Motón),

2.Guillermo Fermín Méndez (de Nelly la de Angela Feliciano)

3.Rafael Guzmán (de Popito y Nimia)

4.José Herasme (hijo de Luchito y Lilita),

5.Idelfonso Herasme (Fon) (de Luchito y Lilita, hermano de José)

6. José Hipólito Martínez (Chapé) (de Manuel Cucharita y Edelmira)

7. Manuel Matos (Arichicha) (de Mané y la profesora Lela),

8.Elvis Matos (de Tatá Melo y Luis Matos de Neyba),

9.Rafaelito Méndez (de Antonio y Nellita)

10.Emerson Méndez (Ogui) (de Calín y Carmita),

11.Carmelito Moquete (de Carmelo y Olga)

12.Luis Manuel Pérez Méndez (Nanay) (de Luis Pichín y Anny Melo),

13.Miguel Pérez Moquete (de los profesores Predy y Nina),

14.Désar Pérez Moquete (fallecido) (de Predy y Nina, hermano de Miguel)

15.Ángel Pérez (de Lindo y Nayibe)

16.Héctor Bienvenido Pérez (Pí) (de Rafael Gambao y Chea Manín)

17.Frank Samboy (Secre) (de Pepé y Anitilia, hermano de César Samboy,),

18.Angel Benito Vólquez (Miro) (de Angel Benito y Dilannia),

Los sombreados y subrayados integraban el quinteto inicial, luego Miguel Pérez Moquete llegó al quinteto por el gran desarrollo físico y nivel de juego. Marco Batista, fue el mejor sexto hombre, tenía un manejo de la mano izquierda y un salto envidiado por todos. Frank Samboy, con muchas habilidades dominaba los fundamentos y siempre realizaba una buena actuación.

Un gran prospecto lo era el joven, Désar Pérez Moquete, quien más adelante, años subsiguientes, se convirtió en uno de los jugadores dominantes del baloncesto de Duvergé. En categorías superiores se destacó por su juego fuerte y gran valentía, lamentablemente en 1988, falleció en un accidente automovilístico en sus labores de Ingeniero Agrónomo, con apenas 24 años de edad. Recuerdo el arrojo mostrado en el torneo nacional juvenil celebrado en el Distrito Nacional (1981), donde sobresalió con una participación destacada, admirada por el público presente en la cancha del Club Mauricio Báez en un juego clasificatorio contra la provincia de San Pedro de Macorís que contaba con jugadores de gran estatura y jugaban en el torneo superior del distrito, a los cuales Désar, con una estatura aproximada de (5’ 10”), dominó con su gran conocimiento técnico del juego. En este torneo estuvieron presentes Manuel Matos (Arichicha) y Carmelo Moquete, ambos con una destacadísima participación.

Escribir sobre uno mismo, no es ético, pero debemos hacer saber para la historia que, el suscrito continuó desarrollándose en el baloncesto, llegando a convertirse con 15 años de edad, en el titular de la posición 1 del equipo superior de Duvergé, influenciando con su estilo de juego a muchos jugadores de las categorías menores.

Los Audaces, se desintegra en el año 1976, luego de cumplir con un ciclo de aportes al baloncesto de nuestro pueblo, algunos jugadores emigraron a la capital a realizar estudios en institutos técnicos. Pocos permanecieron en la actividad de manera organizada, sólo Désar, Frank Samboy, Manuel Matos (Arichicha) de manera recurrente, y quien suscribe, siguieron inmersos en el baloncesto.

Hoy en día algunos jugadores activan en la liga añeja de Duvergé, como son, Frank Samboy, Manuel Matos y Miguel Pérez Moquete.

Finalmente, es nuestro parecer, que el equipo Los Audaces, escribió una época de oro en el baloncesto de nuestro pueblo, aportando de manera convincente en su evolución, motivando la integración de muchos jóvenes a la práctica de este deporte apasionante. Hoy en día somos reconocidos y recordados por todas aquellas personas que fueron testigos y disfrutaron de este gran conjunto que tantas victorias le dieron a su pueblo.

Escrito por: Carmelo Andrés Moquete Pérez (Carmelito), integrante.


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