Una Flor de mujer...

Un 23 de Diciembre, pero del año 1908, día del niño, declarado años después; en la común de las Damas, luego Duvergé, del otrora departamento de Azua de Compostela, nace en Duvergé la Señora Flor María Román (E. P. D.), hija del Señor José Lucía Tejada (Cura) y la Señora Eneria Román Jimenez (Taine).

Fueron sus hermanos : Micaela (E. P. D.), Marina y José Lucia (hijo) (E. P. D.). Desde muy temprana edad, manifestó su vocación por el trabajo. Vivió sus primeros años viajando en mulos hacia Haití, a los campos de : Misión, Gromuá, Te fueté (tierra fría) y Matiné, vendiendo raspadura y regresaba con diversas mercancías.

Solía hablar de la influensa de 1916, virus gripal, que según su relato; causaba muertes enormes, donde la gente caía como puercos y que no se saludaban por la gran capacidad de contagio de la misma. En 1916, a lomo de mulo conoce el poblado de Barahona y es espectadora del desembarco de las tropas de infantería Norte Americanas y que se instalaron en el Cocal de Alberto Mota, donde está hoy el hotel Guarocuya. En 1918 fue espectadora del primer ladrillo que se puso en el Ingenio Barahona.

Relataba lo que pasaba en la factoría, donde el calor generado por las calderas se transformaba en vapor y con la presión ejercida, se ponían en movimiento los molinos y generadores eléctricos, centrífugas y tachos para procesar los jugos extraídos de la caña de azúcar, así se integraba Flor María a las nuevas corrientes económicas del mercado.

Comentaba que antes de formarse (etapa de niña a señorita), vio en el Teatro la Unión, la película en cine mudo: El Sello Gris, conocida hoy como Titanic. En 1930, se incorpora al negocio de ventas de animales, cerdos específicamente.

En el año 1936, a los 28 años de edad se casa con el Señor Elias Vólquez en Barahona y vienen a residir a Duvergé, procreando 10 hijos, 9 varones y 1 hembra : Mimio, Yorlly, Toño, Raulín, Amilcar, Alejandro, David, Dollys, Bienvenido y Jota, criando con el mismo amor de madre a : Esthela, Beba, Pay, Bidito Y Gaspar.

Después de la muerte de su esposo, incursionó en los negocios de servicio de hotel y fonda, actividades con las que enriqueció sus conocimientos y principios humanos, los que la conocieron nacionales, locales y extranjeros, recibieron la cortesía, el trato afable y todo lo que tuviera al alcance de su mano. A finales de los 70s, se ordena amputarsele una pierna y gracias a los esfuerzos del Dr. José Alfredo Español Yapour, con la asistencia del del Doctor Wenceslao Ramirez Ferrerira, hacen posible prolongar su viva por 20 años más.

Flor María estaba levantada trabajando desde las 4:00 AM, hasta las 10 y 12 de la noche y dicen los que la trataron que nunca estuvo de mal humor, llegando a sus 90 años de edad a brindarle su silla a los visitantes; su casa fue el hogar abundante para los que tenían limitaciones de disfrutar desde un periódico, un manjar, hasta un vaso de agua fría.

Flor María ingresada al hospital Doctor Ramón de Lara, afectada por una Isquemia cerebral, muere a sus 91 años de edad, suspirando el perfume de sándalo que usaba en su juventud, manifestando satisfacción y complacencia.

Cabe mencionar las palabras del Párroco Sacerdote Ponce frente a su féretro : Mujer ejemplar, trabajadora, honesta, desinteresada, mal negociante y muy buena madre, la cual se llama madre globalizada, antes que la globalización se pusiera de moda. Y también las palabras del Médico local Ramón Herrera (E. P. D.), donde alababa la santidad de Flor María, la alegría que caracterizó su vida, interpretando al final, el poema del poeta cantautor el Indio Duarte, "Esa si que era guapa".

Colaboración: Cristian Vólquez